El patrimonio artístico que los diferentes integrantes de la familia Selgas Albuerne, primero, y Selgas-Fagalde, después, adquirieron para mayor exornación de su casa de campo en Asturias es lo que se reúne en La Quinta de Selgas, residencia temporal de la familia hasta 1992, cuando pasó a formar parte del patrimonio privado de la Fundación Selgas-Fagalde.
Una “burbuja histórica” que se ha mantenido en el devenir del tiempo manteniendo aún vivo el espíritu filantrópico e ilustrado de una familia burguesa a finales del siglo XIX.