Se trata de la sala más amplia del palacio que ofrece una vista panorámica sobre el jardín francés, al que se abre por una triple puerta que da a la terraza principal. Esta estancia debe su nombre a la decoración que exhibe y que pretende ser una rememoración del estilo decorativo francés del siglo XVIII conocido como estilo Luis XVI. Sobre un delicado suelo de boisserie, un parquet de marquetería encargado directamente a una fábrica francesa, con motivos florales realizados mediante incrustaciones de maderas de diferentes tonalidades, se distribuye una completa sillería y varias mesas y consolas doradas de apariencia dieciochesca pero que, en realidad, fueron realizadas en las últimas décadas del siglo XIX por encargo expreso de Fortunato de Selgas. La tapicería de las sillas proviene de la fábrica francesa de Aubusson, muy importante por aquella época y que cada temporada realizaba una colección exclusiva diferente. Para la familia Selgas diseñó y confeccionó una colección especial para las sillas de esta estancia, en la que aparece el símbolo familiar de la S y unos instrumentos musicales.
El mayor interés artístico de esta singular estancia se sitúa en el techo donde la mano de Manuel Domínguez creo la Alegoría de la Música, el tema central, flanqueada por ambos lados por la Alegoría del Otoño y la Alegoría de la Primavera, así como por dos frisos de amorcillos que refuerzan el carácter alegórico y decorativo.
El mayor interés artístico de la Sala de Luis XVI o Salón de Baile, una vez más, se sitúa sobre las cabezas de los visitantes. La mano del genial artista Manuel Domínguez decora el amplio techo con un tema central, muy acorde con la finalidad del salón de baile, que es la Alegoría de la Música, flanqueada por ambos lados por la Alegoría del Otoño y la Alegoría de la Primavera, así como por dos frisos de amorcillos que refuerzan el carácter alegórico y decorativo.